Territorios hacia la era autónoma

En los últimos años se ha producido un gran avance en el desarrollo de los vehículos autónomos desde el mundo tecnológico y empresarial que está siendo, además, enormemente apoyado por los distintos gobiernos nacionales e instituciones internacionales. Este nuevo modo de transporte, cuya implantación se prevé en los próximos 20 años, está llamado a revolucionar no sólo la manera en la que viajamos sino la forma de entender la configuración de los territorios y las ciudades, como ya ocurriera previamente con cada nuevo modo de transporte (ferrocarril y coche). Sin embargo, a pesar de la clara apuesta legislativa y de promoción de los vehículos autónomos realizada por parte de las administraciones en el campo del transporte y la tecnología, no se ha visto hasta el momento ningún esfuerzo destinado a la adaptación de la normativa urbanística y de ordenación del territorio. Esta falta de adaptación a las potenciales consecuencias de la implantación del vehículo autónomo se ha debido en gran medida al desconocimiento e incertidumbre asociados al mismo. Este artículo trata de revisar los principales impactos positivos y negativos de los vehículos autónomos, con especial hincapié en aquellos con repercusión espacial, de modo que los expertos y decisores en materia de ordenación urbanística y territorial puedan empezar a tomar conciencia y planificar en consecuencia con suficiente antelación.