La contaminación atmosférica sigue siendo uno de los mayores desafíos para la salud pública en nuestras ciudades. Asimismo, su gestión genera importante retos a todas las partes implicadas. Las emisiones derivadas del tráfico rodado son una de sus fuentes, pero la relación entre movilidad y calidad del aire no puede entenderse sin un enfoque científico. Es ahí donde los modelos de dispersión atmosférica entran en juego como herramientas para analizar, simular y anticipar el impacto de diversas políticas urbanas.
Modelos como ADMS-Urban, AERMOD, CALPUFF, SIRANE o CALINE4 permiten entender cómo se comportan contaminantes como el NO₂, PM₂₅, PM₁₀, CO y el ozono troposférico en entornos urbanos, teniendo en cuenta factores como el tráfico urbano, el clima (uno de los principales factores en su dispersión) o la disposición de los edificios a través de efectos como el efecto túnel en calles con altos edificios y poco espacio entre ellos .
El poder contar con esta capacidad predictiva es muy útil para apoyar y prever el efecto de las políticas públicas orientadas a la mejora de la calidad del aire urbano, un objetivo transversal que va más allá del transporte. Entre estas políticas destacan medidas como la gestión inteligente del tráfico, el rediseño del espacio público, la electrificación de flotas, las estrategias logísticas de última milla, y, por supuesto, las Zonas de Bajas Emisiones.
En este ámbito, el Grupo de Investigación SUM+Lab de la Universidad de Cantabria es un referente nacional en el desarrollo y aplicación de estas herramientas. Desde el SUM+Lab combinamos simulación de tráfico, sistemas de sensorización móvil, modelos de dispersión y análisis espacial para generar conocimiento aplicado que permita a gestores urbanos tomar decisiones basadas en evidencia y si fuera necesario, en tiempo real .
Gracias a nuestra experiencia en proyectos como PLAN4LEZ, SUM+Cloud, TCNIC o MOVE, colaboramos activamente en el diseño, simulación y evaluación de escenarios de mejora ambiental urbana. Esta labor científica permite identificar puntos críticos, medir impactos, y anticipar los resultados de cada intervención sobre la salud pública y el entorno.
En resumen, la mejora de la calidad del aire requiere datos, simulación y una visión integrada. Y desde SUM+Lab, trabajamos para que cada decisión urbana esté respaldada por la ciencia y orientada a ciudades más sostenibles, eficientes accesibles para sus ciudadanos y saludables como legado positivo para el futuro.